El artículo de Miguel
Ángel Santos Guerra nos muestra la carta de una madre que está preocupada
porque su hijo no disfruta en el colegio, desea que llegue el fin de semana
para no tener que asistir a clase, y destaca la expresión que dijo una vez: “Mamá,
quiero ser viejo”. Tras ver tan mal a su hijo, los padres deciden cambiarle de
colegio, y poco a poco, observan una notable mejoría. En este problema, la
clave era la profesora del colegio anterior y no el niño, que no sabía cómo
atraer la atención de él y no le importaba que su rendimiento y motivación fueran
disminuyendo de picado.
Esto te hace
reflexionar, sobre todo a mí misma, ya que esa docente ha perdido toda la
ilusión que tenía hacia la educación, se siente perdida y sin ganas de
esforzarse en mejorar cada día ella misma y sus alumnos. Creo que debemos
esforzarnos para no llegar a ese límite,
sinceramente, no sé cuál es la clave, porque nunca he estado en esa situación,
pero creo que en el momento que se tenga esa pérdida de vocación, nos
deberíamos replantear porque decidimos estudiar esta carrera, que era lo que
nos motivaba tanto de la educación, cuáles eran nuestros objetivos y esperanzas…
Y si aún no encuentras
la fuerza para seguir, creo que sería el momento de abandonar y seguir en otra
profesión, porque si se sigue, solo ocurrirá lo que ha contado la madre en su
carta, no saber entender a tus alumnos, perjudicándoles, y eso nunca lo debemos
de permitir, no podemos estropear el camino hacia su futuro.
Por último, me gustaría añadir esta viñeta, la cual refleja esta desmotivación que sufren algunos profesores:
Bibliografía:
Santos, M. A. (2012). “Quiero
que sea lunes” [en línea]. <http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2012/04/14/quiero-que-sea-lunes/>
[Consulta: 1-5-2012].
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